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jueves, 13 de agosto de 2020

Tanquetas, secesionistas

Las tanquetas de los secesionistas.

cat - el país

La semana pasada se produjo el debate final para la aprobación de la nueva Ley de Educación, que viene a intentar acabar con el desastre educativo que han creado las leyes socialistas, únicas que se han aplicado en los últimos treinta años.

En ese debate un diputado independentista catalán comparó la nueva ley con las tanquetas que entraron por la Diagonal y añadió, para que se le entendiera: «Pum, pum, pum, pum». Era evidente la referencia a la Guerra Civil y a la entrada de las tropas de Franco en Barcelona (Barchinona) el 26 de enero de 1939.

Generales, Barcelona, guerra civil, 26 de enero de 1939

Este diputado, por su edad, no ha podido ser ni víctima de la Logse ni víctima del adoctrinamiento que muchos nacionalistas como él llevan a cabo con los alumnos catalanes en las escuelas. Más bien parece que es uno de esos profesores que se han afanado —y hay que decir que con éxito— en elaborar el canon historiográfico que hoy es dogma de fe en Cataluña: el de que Cataluña ha sido siempre una víctima de las ansias expansionistas de los pérfidos españoles que la han invadido sin cesar. Por ejemplo, en la Guerra Civil. 

Yo acepto que se pueda ser independentista, federalista, autonomista o unionista, por supuesto. Pero lo que no se puede es mentir a la hora de justificar cualquiera de esas opciones. Se puede ser independentista porque a uno le parece que una Cataluña independiente y enfrentada al resto de los pueblos de España y al resto de los españoles sería más grande y más libre y los catalanes serían más prósperos y felices. Pero nadie puede justificar ese rechazo al resto de los españoles y ese deseo de separarse de ellos en la interpretación de la Historia que exponía el susodicho diputado con sus tanquetas por la Diagonal y su «pum, pum, pum, pum». 

Porque la Guerra Civil española, que fue sin duda la consecuencia de un colosal fracaso colectivo, fue eso, una guerra civil, que dividió a los españoles y que les llevó a luchar unos contra otros, en defensa todos, según sus ideas, de una España mejor. Y en Cataluña pasó lo mismo que en el resto de España. Si para simplificar decimos que en la Guerra Civil un bando era el franquista y el otro el republicano, el mínimo rigor intelectual y la mínima seriedad a la hora de analizar los hechos nos llevan a la conclusión de que también los catalanes se dividieron, y unos fueron franquistas y otros republicanos.

De manera que, cuando las tropas de Franco entraron por la Diagonal, es verdad que muchos catalanes corrieron a esconderse o a refugiarse en Francia, pero al mismo tiempo fueron decenas de miles los catalanes que salieron a vitorearlas a esa Diagonal que el diputado cita. Y entre esas tropas que llegaron a Barcelona había muchos miles de soldados y oficiales catalanes que se habían alistado voluntarios en el ejército franquista.
¿Y se les cuenta esto a los escolares catalanes de hoy?
¿Aceptan esto las fuerzas políticas catalanas de hoy?

Porque hay que saber que en el triunfo de Franco tuvieron un papel esencial los miles de catalanes, que, a pesar de las dificultades que tuvieron que arrostrar para pasarse al lado franquista, se unieron a Franco y le prestaron toda su colaboración entusiasta.

¿Saben los escolares catalanes que Cambó, el líder de la Lliga Regionalista y heredero natural de Prat de la Riba, no solamente apoyó a Franco, sino que fue fundamental para organizarle el servicio secreto y para garantizarle apoyos en el exterior? ¿O que Josep Pla, el mejor prosista catalán del siglo XX, trabajó con denuedo para esos servicios secretos de Franco? ¿O que Juan Ventosa, uno de los fundadores de la Lliga, fue clave para las finanzas internacionales de los franquistas durante la Guerra Civil? ¿O que los catalanes de Burgos crearon la revista «Destino» con ese nombre, por la definición que José Antonio Primo de Rivera había dado de España como «unidad de destino en lo universal»? ¿Y que de esa revista nació la editorial que todavía existe con ese mismo nombre?

Esos catalanes de Burgos eran escritores, intelectuales y periodistas como Xavier de Salas (que luego sería director del Museo del Prado), el crítico Juan Ramón Masoliver, el novelista Ignacio Agustí, el editor Josep Vergés, el catedrático Eugenio Nadal (el que sigue dando nombre al premio literario), y Eugenio D’Ors (el de twitter no) (que sería nombrado por Franco presidente del Instituto de España y que actuaría como máximo dirigente cultural de la España franquista).

Y sobre todo, ¿saben los catalanes que hoy siguen las enseñanzas del diputado de las tanquetas que hubo tantos voluntarios procedentes de Cataluña en las filas franquistas que pudieron formar una unidad integrada sólo por catalanes, el Tercio de Montserrat, caso único en el ejército de Franco de unidad formada sólo por los naturales de la misma región? En esa unidad, por cierto, el catalán era la lengua vehicular, y en ella luchó y perdió el brazo derecho el gran filólogo Martín de Riquer, que acaba de morir a punto de cumplir cien años ¿Y saben que el heroísmo y la abnegación de esos catalanes hicieron que Francisco Franco Bahamonde, además de muchas condecoraciones individuales, concediera al Tercio de Montserrat, por su contrastado heroísmo, la Laureada colectiva, la máxima condecoración militar española, que está depositada a los pies de la Moreneta?

Por no seguir con la colaboración entusiasta y decidida que, después de la Guerra, prestaron al régimen de Franco empresarios, escritores, periodistas y profesores catalanes, y hasta políticos que habían militado en la Lliga o en la propia Esquerra. Ahí están los escritos de Jaume Vicens Vives en los años cuarenta, o ahí está el Plan de Estabilización de 1959, obra de Joan Sardá, que había militado en la Esquerra, con la colaboración de oro profesor catalán, Fabián Estapé, o los numerosos ministros catalanes de Franco como López Rodó o como Gual Villalbí, que había sido de la Lliga.

Todo esto lo sabía mejor que nadie Josep Tarradellas, por eso, cuando se recuperó la democracia y volvió de su exilio, dio un extraordinario ejemplo de mesura y de seny. Él, que había sido conseller con Companys durante la Guerra Civil, sabía mejor que nadie hasta qué punto aquella guerra había sido también una guerra civil entre catalanes. Y nunca se le hubiera ocurrido utilizar su memoria para dividirlos.

Para saber todo esto, basta con que los jóvenes catalanes de hoy se tomen el interés de saber dónde estuvieron sus padres, sus abuelos o sus bisabuelos para que descubran hasta qué punto les están mintiendo.

Pujol, prueba paternidad

Las cosas son mucho más complicadas que lo que cuentan esos independentistas que quieren manipular la Historia para justificar sus pretensiones. Aunque lo más grave, lo profundamente grave de estos nacionalistas, es que se arrogan la facultad de decir quién es catalán y quién no. Y, por supuesto, según ellos, sólo es catalán el que sigue sus consignas, sus dogmas y sus cánones. Y esto tiene un nombre: totalitarismo.

sábado, 17 de agosto de 2019

Gabriel Rufián, Lorca, vs Jesús Arroyo

Gabriel Rufián, Lorca, vs Jesús Arroyo, ahora leed esto sobre las checas de ERC, partido fundado por el asesino (de catalanes) Luisico Companys, el malas compañías

Gabriel Rufián, Lorca, vs Jesús Arroyo

Javier Barraycoa Martínez (Barcelona, 1963) es sociólogo y politólogo, da clases en la Universidad Abad Oliva de Barcelona, y es promotor de la plataforma Somatemps. Ha hecho un gran esfuerzo por redescubrir la complicada personalidad de Lluís Companys (El Pajarito), su responsabilidad en el genocidio de más de 9.000 catalanes que la izquierda y los nacionalistas prefieren olvidar, y cómo se aplicó la lógica del terror revolucionario entre julio de 1936 y mayo de 1937. ¿Companys fue un mártir o un verdugoBarraycoa lo revela en Los (des)controlados de Companys, que acaba de publicar.
El sociólogo catalán conversa con LA GACETA sobre su nueva obra, que sabe que será silenciada por las terminales mediáticas de Carles Puigdemont. Detalla algunas de las espeluznantes torturas que tuvieron lugar bajo el mandato de Companys y cómo hacían desaparecer los cuerpos. Además, analiza la actuación del Gobierno frente al procés, y explica cuál es, a su juicio, el verdadero dique de contención contra el separatismo.



-Los separatistas tienen a Companys por un mártir, pero ¿‘El Pajarito’ está salpicado por la sangre de las checas?

Sí. Es imposible negar que Companys no supiera nada. Desde el principio los Comités de Milicias Antifascistas, compuestos por miembros de los partidos dominantes, especialmente de la CNT, hasta mayo de 37, se organizaron centros de detención y tortura. El nombre de checas les vino posteriormente cuando Companys se alió con los estalinistas y apartó del poder a los anarquistas. Todos los partidos tenían estos centros que funcionaban con autonomía total. Incluso ERC tenía su checa. Esta se caracterizó porque para eliminar los cuerpos de los asesinados los lanzaban a los hornos de la cementera de Montcada i Reixac.
-¿Companys firmó sentencias de muerte?


Sí, firmó personalmente penas de muerte y otras las firmaron por delegación suya. De los más de 8.000 asesinados en Cataluña casi 400 fueron sometidos a juicio bajo la autoridad de Companys. El resto fueron asesinados sin juicios o pasando por burlescos tribunales populares. Nada más producirse el Alzamiento militar, la República emitó un decreto donde se suprimía el Ejército (en las zonas donde había triunfado la sublevación). Esto fue aprovechado por Companys para asumir funciones, como los tribunales militares, que no le correspondían.
-Recuerde algunas de las perrerías más espeluznantes que se llevaron a cabo bajo su mandato.
Hay tantas... En Barcelona, al fracasar el alzamiento, el último lugar de resistencia fueron militares atrincherados en un convento de capuchinos. Las autoridades dejaron que la turba linchara a todos. Les cortaron la cabeza a los oficiales y las colocaron en picas; aserraron cuerpo y los llevaron al zoo y los echaron literalmente a los leones. Companys permitió la checa más terrible de todas, la de San Elías, un convento convertido en el foco del terror de la CNT y la FAI. Una monja fue aserrada en cuatro trozos y echada a comer a los cerdos, y no solo ella, sino que así se deshacían de muchos cuerpos. El primer mes tras la victoria en Cataluña de las fuerzas republicanas y revolucionarias se dio instrucciones a las patrullas de que no asesinaran en las calles de Barcelona. El Hospital Clínico se llenaba de cadáveres y en agosto, con el hedor, se hacía insoportable. Fue entonces cuando empezaron a asesinar a gente a las afueras, como en el cementerio de Montcada. Sólo ahí mataron a más de 1.600 personas. Algunos testigos aseguran que muchos sacerdotes asesinados llegaban al Hospital Clínico, con los testículos cortados y metidos en la boca.
-¿Y Companys promovió la persecución religiosa?, ¿se asesinaron a católicos sólo por serlo?
Desde el primer momento. Los anarquistas llevaban años calentando el ambiente contra la Iglesia. Se hicieron censos de todas las Iglesias y Conventos de Cataluña en espera de una previsible revolución. En diócesis como la de Tortosa se asesinó al 69% del clero regular. Sólo en la Diócesis de Barcelona murieron asesinados casi 1.000 sacerdotes religiosos y religiosas.
-¿Cuantos templos se destruyeron?
De 500 templos y conventos de la provincia de Barcelona sólo quedaron en pie 10. Companys lo sabía, evidentemente. Él mismo se contagió del espíritu revolucionario antirreligioso de los anarquistas y hay recogidas cientos de frases de Companys dando por finiquitada la Iglesia en Cataluña. Se puede afirmar, sin lugar a dudas, que Cataluña sufrió en pocos meses una de las grandes persecuciones religiosas de la Historia.
-¿Había campos de concentración?
No los llamaban así, pero sí que los había. Los llamaban campos de trabajo. Hubo seis en Cataluña, con otros campos subsidiarios y móviles. Al principio de la Guerra como casi todos los detenidos eran católicos y de derechas, se ayudaban entre ellos. Los campos de trabajo fueron establecidos por los comunistas. Ahí había anarquistas represaliados, brigadistas internacionales desertores... Por eso los católicos tenían enemigos fuera y dentro. Lo pasaron incluso peor. Muchas gente murió ahí por hambre, enfermedad y agotamiento.
-Además de echar los cadáveres a los hornos de la cementera, ¿de qué otras formas se deshacían de esos miles de cuerpos?
Otros, muchos, se quemaban, o se dejaban simplemente en las cunetas. Otros se dejaban mal enterrados. En caso de asesinatos masivos en cementerios se echaban en fosas comunes y se cubrían con cal.
-¿Qué pruebas aporta de todo esto?
Tenemos infinidad de testimonios de la época. En el libro se trabajan fuentes catalanistas y de izquierdas, para evitar que se me acuse de parcialidad. A parte, tenemos la Causa General y cada vez más están saliendo estudios locales basados en documentación hasta ahora oculta y testimonios de las gentes que vivieron esas épocas. También han ayudado mucho las causas de beatificación que han permitido recoger una documentación muy valiosa. En Barcelona la Asociación Hispania Martyr lleva décadas recogiendo datos martiriales.
-Los nacionalistas venden estos hechos como una fase de descontrol revolucionario y libran a Companys de responsabilidad alguna ¿Por qué sabiendo estos sucesos que ponen los pelos de punta tienen al expresident como uno de sus mayores referentes? ¿Por haber proclamado el Estado catalán? ¿Porque necesitan construir un mito para su relato victimista?
El separatismo necesita un mito y sólo tienen a Companys. El libro desmonta la tesis de que Companys no era responsable. Él fue jugando con todos, pactó con todos y traicionó a todos. Amigos íntimos como Rebertés o Casanova (presidente del Parlamento autonómico) los vendió a la CNT. Hemos de pensar que el terror fue "legal" pues las acciones quedaban respaldadas por leyes y decretos. De hecho, Companys el 4 de agosto de 1936 consiguió que el Parlamento autonómico se hiciera el Harakiri. Aprobaron un Decreto conforme todas sus atribuciones pasaban al Gobierno autonómico. Companys se hacía así responsable directo de todo lo que pasaba en Cataluña. Fue un auténtico "golpe de estado" del que nadie habla. En la transición, ni siquiera los catalanistas querían reivindicar su figura. Tarradellas siempre quiso que lo identificaran con Companys. Él sabía que en todos los pueblos de Cataluña aún levantaba ampollas. También hay innumerables escritos y autobiografías de protagonistas de la época que afirman que Companys fue un hombre desastroso para Cataluña, pero que su fusilamiento le convertía en un mártir.
-Le rinden homenaje, guardan minutos de silencio en su recuerdo, incluso ERC ha puesto su nombre a un premio. Por cierto, en esta edición entre los galardonados está la ‘payasa’ Empar Moliner.
Este es el misterio del mito, cuanto más se aleja su imagen de la realidad, más entusiasmo despierta. Es una ley antropológica infalible. ERC va ahora de un partido honesto y democrático, pero sus militantes patrullaron junto a anarquistas y participaron en crímenes. Y no olvidemos que él fue el partido gobernante durante los tres años de Guerra Civil. Por tanto, reconocer que son responsables de más de 8.000 asesinatos no se lo pueden permitir. Para ellos no existe más pasado que un idílico personaje, Companys, contra el que la mayoría de militantes de ERC habían conspirado para derrocarle.
-¿Y cómo era Companys? ¿Qué aficiones tenía este sujeto?


Companys, Bernat, histriónico

Era un personaje histriónico. Le daban ataques de ira cuando no se hacía su voluntad. Terriblemente celoso, hasta tal punto que se sospecha que dio visto bueno a los hermanos Badía, líderes natos de ERC, porque uno de ellos estaba enamorado de la misma mujer que él. Se sabe que era mujeriego empedernido. Rebertés, al que traicionó y le asesinaron los anarquistas, le conseguía mujeres. También le gustaba el espiritismo, hasta que comunistas y militantes se lo desaconsejaron. Cuando se encontraba pletórico era con un micro en la boca y las masas aplaudiéndole en las plazas de toros. Tenía altibajos. Cuando fue detenido por la Gestapo y deportado a España entró en una fase mística y antes de ser fusilado confesó y comulgó. Misterios de la vida.
-¿Nos puede contar alguna anécdota más para que entendamos mejor su personalidad?
Cuando era joven y militó en el republicanismo lerrouxista, se dedicaba a disolver en las fiestas -a base de golpes de cinturón- a los catalanistas que bailaban sardas. Por aquel tiempo sólo los catalanistas de derechas bailaban sardanas. También, tras un ataque de celos obligó a su mujer, sobre la cama que había ocupado Companys, a jurarle eterna fidelidad. El historiador Ucelay-Da Cal, a este episodio le llamó la Misa negra de Companys.
-¿Y cómo lo veían los catalanistas?
Los más radicales desconfiaban de él. Pensaban que no era plenamente catalanista. Por eso él tenía que esforzarse en demostrar que era más catalanista y radical que nadie. Era tremendamente desconfiado y acabó peleado con muchísimos catalanistas. Los hombres más fuertes del catalanismo siempre le tuvieron por un oportunista y para ellos -según sus memorias- era inimaginable que este hombre pudiera suceder a Macià.
-¿Cuánto tiempo le ha llevado esta obra?
Este libro ha supuesto un esfuerzo largo de investigación, recopilación, de cotejar datos y sobre todo ante tanto aparente caos, descubrir que en el trasfondo de todo lo que aconteció había una lógica revolucionaria.
-¿Qué aporta para un historiador este libro?
Muchos datos y una tesis totalmente diferente a la oficial. Pero quizá haya que resaltar lo siguiente: por primera vez se publica la lista de casi 1.400 patrulleros que estaban perfectamente organizados por distritos en Barcelona. Tenían chóferes, cocineras, mecanógrafas…, se especifica lo que cobraban por día. Los "descontrolados" estaban perfectamente organizados.
-¿Este trabajo es un homenaje a esas miles de víctimas y sus familias?
Evidentemente es un homenaje a los mártires, pues la mayoría de asesinados lo fueron sin lugar a dudas. Por eso quise acabar el libro con epílogo titulado el ‘Amor triunfó sobre el terror’. A modo de ejemplo se recogen cartas y misivas de los que iban a morir. En ninguna de ellas hay la más mínima sombra de odio o rencor; sólo perdón y amor. Por desgracia la Generalitat, amparada en la ley de memoria histórica de Zapatero, está destruyendo muchísimos monolitos y placas de recuerdos de los asesinados. Este libro pretende demostrar que muchos catalanes perdonamos, pero no podemos olvidar la historia.
-¿Cree que será silenciado por las terminales mediáticas de Puigdemont?
Sí, por supuesto. Pero este libro ya empieza a causar mucha expectación y el boca-oído romperá la espiral del silencio de los nacionalistas.
Sí. Esta es la calidad democrática que vivimos en Cataluña. Pero este libro se presentará en todos los puntos de Cataluña donde se me llame. Supongo que habrá escraches, pero eso ya es normal. Comparado con los que fueron asesinados salvajemente y dieron todo por sus ideales, que te griten es una tontería. Aunque sí duele el sectarismo de los medios de comunicación catalanes.

Torra,Quim,KKK, sectarismo

-Los separatistas venden que la reivindicación secesionista se ha hecho sin ninguna agresión verbal, ni mucho menos física, ni romper un solo cristal, pero numerosos casos desmontan este procés pacífico, ¿usted ha sufrido insultos o ataques?
Hoy los insultos y ataques corren por las redes. Afortunadamente, parece que mi ángel de la guarda está en forma. Pero nadie sabe lo que puede pasar en Cataluña. Es cierto que muchos actos públicos no pasa nada porque los Mossos d’Esquadra despliegan impresionantes dispositivos. Algo falla en una democracia si cada vez que quieres expresar libremente tus ideas necesitas un cordón policial.
-Con este libro cierra una trilogía contra la manipulación, pero su cruzada continúa en Somatemps. ¿Qué iniciativas tienen entre manos?
En poco tiempo saldrá un libro sobre la transición española y su fracaso. Otro librito que intenta explicar las trasmutaciones del catalanismo desde posicionamientos muy parecidos al tradicionalismo hasta llegar al marxismo. También sueño con poder sacar una pequeña historia de España para niños. En fin, hay otros proyectos, pero ya son análisis sociológicos, formas de control social (con un equipo de profesores franceses), y bueno, otras investigaciones que de momento están paradas por falta de tiempo.
-¿Qué espera del nuevo Gobierno frente al separatismo?
De lo gobiernos hace décadas que no espero nada. Todos han vendido a los catalanes no nacionalistas por un plato de lentejas. La clase política está esclerotizada. Europa está atascada y el mundo, revuelto. Ante este panorama todo es posible. Lo más probable es que el nacionalismo no le eche un pulso de verdad al Estado, pero el Estado será incapaz de vencer culturalmente al nacionalismo. Eso es evidente. El Estado ha perdido totalmente el control educativo en Cataluña. Por tanto, sólo espero que la sociedad reaccione. Y eso le da miedo tanto al nacionalismo como al Estado. No pueden soportar que la sociedad se organice por sí misma y dé síntomas de que palpita sin necesidad de subvenciones. Les entra terror.
Pues sí. Y si los partidos llamados constitucionalistas hacen algo es porque empiezan a percatarse de que la sociedad va por otro lado, entonces hacen ver que escuchan a la sociedad civil y regalan los oídos a estas asociaciones. Personalmente sólo creo en las organizaciones que son capaces de salir adelante gracias al sacrificio de sus militantes. Si criticamos que la Generalitat subvenciona a los movimientos separatistas, su prensa, sus organizaciones culturales... sería contradictorio caer en lo que criticamos. Las asociaciones civiles no pueden ser correas de transmisión de los partidos políticos. Por suerte, en Cataluña cada vez hay más gente que se está dando cuenta de esta realidad. Esta es mi esperanza.

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