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domingo, 12 de enero de 2020

Calderón de la Barca era catalán

Ensomie lo rey que es rey, y viu

en este engañ manán,

disponén y gobernán;

y este aplausso, que ressibíx

dixat, al ven escriu,

y en sendres se convertíx

la mort, desdicha fort!

¿Que ña qui intente reiná,

veén que ha de despertá

al somni de la mort?

Ensomie lo ric a la seua riquesa,

que mes cuidados li oferíx;

ensomie lo pobre que patíx

la seua miséria y pobresa;

ensomie lo que a pujá escomense,

ensomie lo que afane y pretén,

ensomie lo que agravie y ofén,

y al món, en conclusió,

tots ensomien lo que són,

encara que cap u entén.

Yo ensomio que estic aquí

de estes presóns carregat,

y vach ensomiá que a un atre estat

mes agradable me vach vore.

¿Qué es la vida? Un frenessí.

¿Qué es la vida? Una ilusió,

una sombra, una ficsió,

lo be mes gran es minut:

que tota la vida es somni,

y los somnis, somnis són.


Calderón de la Barca era catalán




Calderón de la Barca era catalán: la última invención (y sueño) del independentismo.

https://www.elespanol.com/cultura/historia/20200110/calderon-barca-catalan-ultima-invencion-sueno-independentismo/458704408_0.html

Un colaborador del polémico Institut de Nova Història defiende en un libro la catalanidad del dramaturgo madrileño y autor de 'La vida es sueño'.



En todas las biografías de Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), uno de los máximos exponentes de la dramaturgia española del siglo XVII, hay unanimidad sobre su lugar de nacimiento: Madrid. En el número 61 de la calle Mayor, en la fachada de una estrechísima y esbelta casa, una placa recuerda que allí también vivió y murió el autor de La vida es sueño, poeta, cronista e incluso hombre de armas.
Las raíces de Calderón de la Barca, miembro destacado del Siglo de Oro, prenden con fuerza y datos suficientes en la historia de Madrid, por mucho que los utópicos cuentos del independentismo catalán traten de apropiarse de su figura. Como ya ha sucedido con Cristóbal ColónMiguel de CervantesLeonardo da VinciSanta Teresa o la guitarra, la pseudohistoria que se vierte desde los círculos nacionalistas pretende ahora reclamar la catalanidad del dramaturgo. Es su última invención; un relato fantasioso, de ficción.

El responsable de esta teoría es Pere Coll Riera, autor del libro Calder[ón] o la dramatúrgia catalana al servei de la monarquia (Llibres de l’Índex) y protagonista el próximo lunes de la nueva entrega del "ciclo de conferencias de invierno sobre censura y manipulación de la historia de Cataluña", organizada por el controvertido y revisionista Institut de Nova Història.
Según Coll, autor también de Les identitats catalanes de Cervantes, que recoge la tesis del polémico historiador Jordi Bilbeny —defienden que el creador de El Quijote es el barcelonés Ramón Cervera—, Calderón de la Barca fue el seudónimo bajo el cual se escondió Felip Ramon Calders, un conocido miembro de la nobleza catalana que habría compaginado su producción teatral en castellano con nombre falso con sus cargos públicos, entre los que destaca el de gobernador de Cataluña durante la Guerra de los Segadores (1640-1652). 
"Los crímenes de guerra contra la población catalana le obligaron a huir a Madrid bajo la protección del rey [Felipe IV], donde continuará su actividad teatral al servicio del monarca y con el nombre de Pedro Calderón de la Barca", se puede leer en el ensayo. En una entrevista reciente con la Agencia Catalana de Noticias, Coll aseguró que su hipótesis nace del hallazgo de un supuesto manuscrito en el que el escritor barroco Alonso de Castillo Solórzano se refiere a Calderón como "Calders".
Luego, sus piruetas históricas le han llevado a concluir que la biografía del noble catalán es "mucho más sólida" que la del dramaturgo, sobre la cual opinó que "no es más que un seudónimo para esconder la verdadera personalidad del escritor". Otra conjetura sorprendente que explicaría el tránsito calderoniano de las comedias a las tragedias sería la pérdida de Calders de sus privilegios durante la revuelta y la aflicción en la que quedaría sumido.

El ensueño

Calderón, es cierto, participó en la Guerra de los Segadores, como bien se explica en su entrada del Diccionario Biográfico de la Academia de la Historia: "Intervino, 'cumpliendo con las obligaciones de su sangre', con valor y arrojo certificado por sus generales en multitud de asedios y batallas en los frentes catalanes de Tarragona y Lérida, desde el 29 de septiembre de 1640, fecha de su incorporación efectiva a la caballería pesada coracera, hasta su licenciamiento dos años más tarde, en noviembre de 1642. Resultó herido en una mano, como su admirado Cervantes, aunque sin consecuencias mayores, durante el sangriento combate de Vilaseca". De todo lo otro no hay rastro histórico tan irrebatible.
Pero esta no esa la primera vez que un colaborador del Institut de Nova Història reclama la paternidad de Calderón de la Barca. Según recuerda el diario ABC, los ideólogos de esta contrahistoria también han defendido que el dramaturgo habría escrito su obra culmen, La vida es sueñoa partir de textos poéticos de Vicenç García, el rector de Vallfogona. Y, en consecuencia, el título original habría sido La vida és somni.
Para más inri, uno de los articulistas del INH, llamado Francesc Magrinyà, escribió hace unos años —y sigue defendiendo— que hay un error de traducción. Argumenta que como los personajes de la pieza teatral no son capaces de distinguir entre realidad y ficción, la interpretación correcta la otorgaría, en castellano, el término "ensueño". Es decir, que Calderón de la Barca, o quien realmente fuera, quería decir en verdad La vida es ensueño. Pero lo que parece todo esto no es más que un sueño histórico —el enésimo— del nacionalismo.

lunes, 22 de julio de 2019

INSTITUT DE NOVA HISTÒRIA

El INSTITUT DE NOVA HISTÒRIA
(Desgranando las cloacas del proceso) - Óscar Membrives
Se fundó en el año 2007 y cuenta con el apoyo de la Generalitat. Aseguran que personajes como Miguel de Cervantes, Cristóbal Colón, Da Vinci o Santa Teresa de Ávila son catalanes, que el humanista Erasmo de Rotterdam y el navegante Magallanes eran catalanes hasta las cachas, pero los perversos historiadores españoles ocultaron su verdadera patria. En cuanto al Cantar del Cid y El lazarillo de Tormes, son anónimos porque sus autores, por miedo a la Inquisición y al Estado español, decidieron ocultar su identidad claramente catalana. Hasta la bandera norteamericana es de origen catalán, directamente inspirada -ojo al dato- no en la señera, sino en la estelada. Y lo que algunos indocumentados llamamos España no es sino una creación artificial, inexistente.
¡No falta deciros que ningún historiador de prestigio les reconoce!
Pero ellos cobran 400 euros por conferencia, y subvenciones suculentas de la Generalitat (Más de 6 millones), entre estos mal llamados "catedráticos" está Víctor Cucurull Miralles, del cual os voy a dejar un vídeo para que veáis que fácil es manipular a la sociedad, atacar la historia y la cultura.
Antes de ver el vídeo os dejo la frase de la semana 😉:

Acérquense, porque cuanto más crean ver, más fácil será engañarles.
MORGAN FREEMAN - Thaddeus Bradley.




sábado, 11 de mayo de 2019

Los catalanes ya nos devorábamos entre nosotros hace 450.000 años

Los catalanes ya nos devorábamos entre nosotros hace 450.000 años

https://www.dolcacatalunya.com/categoria/catchondeo/

Los catalanes ya nos devorábamos entre nosotros hace 450.000 años

Però tot sigui per la nació catalana, que ja sabem que existeix des del mateix moment que Déu va crear l’univers.
NO ! va ser un català qui va encendre la metxa del big bang, en català, la grossa sonada, aquest home es diu Arturo Quintana i Font, de Barchinona.
Sí, los hijos listos y buenos de Adán y Eva ya quisieron viure en aquesta contrada y se declararon catalanes, víctimas de los malos, perversos y tontos que son el resto de la humanidad. Sobre tot als espanyols.

Para Jordi Creus, Jorge Cruces, George Crosses, Giorgio della Cruze, editor de la revista hipersubvencionada Sàpiens (però encara algú compra aquest delirant munt de fakes?), el primer catalán de la historia, si no hijo de Adán y Eva, era primo segundo. Un hombre ejemplar, que vivió en el Rosellón, y que era català pels quatre costats.




Los catalanes ya nos devorábamos entre nosotros hace 450.000 años
el primer catalán de la historia, Arturo Quintana y Fuente, miembro honorífico de la Ascuma de Calaceite, Teruel.

Los catalanes ya nos devorábamos entre nosotros hace 450.000 años
Bueno, alguna manía también tenía el pobre, lo mínimo y justificable estando como estaba oprimido, como hemos estado todos los catalanes desde hace medio millón de años. Resulta que, en realidad, no era un homo sapiens, sino un vulgar homínido. ¡Ah! y tampoco parlava català (en realitat no parlava res, pues parece ser que no disponía de lenguaje estructurado).

Y para más colmo era nómada, o sea, que estaba de paso por el Rosellón cuando la palmó y en realidad no tenía noción de estar vinculado con ningún territorio.
Pero el tipo era catalán, segurísimo, con ocho apellidos catalanes y fan de la ratafía. ¿La prueba?
Lo confiesa el mismo Creus: El primer català va ser devorat per individus de la seva espècie. Paraula de lazi.
O sea, que además de catalanes, eran prusesistas y ya se devoraban entre ellos. Si es que hay costumbres para las que no pasa el tiempo… ni siquiera 500.000 años.
Por cierto ¿Se ha fijado en la esquina superior izquierda de la foto? Sí, donde los lazis dan rienda suelta a sus obsesiones: “El franquisme contra Mallorca. Igual sale uno del Institut de Nova Història y nos explica cómo Franco lanzó su flota para arrasar Mallorca… ai no, que va ser en Santcompanys. Aquesta gent està malalta
Santcompanys. Aquesta gent està malalta